martes, 10 de mayo de 2011

Atado a mi mente

Encerrado, así me siento, oprimido, deprimido, torturado por mis propios pensamientos, por mis dudas, por mis miedos. Encerrado, alterado, desesperado. Busco a tientas una explicación lógica para esta sensación de agobio mental, para tantos temores fundados solamente en mi falta de confianza.
Miro para atrás y cuento en centenas mis fracasos, miro hacia adelante y no encuentro un motivo para pensar que puedo cambiar en mi futuro lo que fui en mi pasado. Me siento igual a ayer, pero se que puedo empeorar. Me desespera el paso del tiempo y mi quietud. Encerrado, así me siento, oprimido, deprimido por el paso de los años. Los días se suceden en mi vida y no encuentro bien que hacer con ellos, ya no vivo, apenas sobrevivo a las grises jornadas en las que padezco mi existir.
No es fácil vivir con la certeza de nunca alcanzar la gloria, por eso albergo la esperanza mágica de encontrar el rumbo en algún momento iluminado por la divinidad. Me aferro a pequeñas señales que me hacen sentir que puedo llegar a un objetivo, aunque no sea demasiado complejo. Es que aprendí de los pájaros que se empieza volando bajito antes de dominar los cielos.
Y si bien es cierto que me siento encerrado, oprimido, deprimido y desesperado, se también que mis ataduras son mentales, nada externo me ata al fracaso, soy yo mi peor enemigo, quien no supo cómo o por donde encontrar la forma de superar los escollos. Soy yo quien cae ante el primer tropiezo sin oponer resistencia. Soy yo quien no sabe esperar el avance lento. Me siento perdido si no veo resultados instantáneos, quiero ir más rápido que el tiempo y termino por frústrame casi antes de comenzar.
“Hay que tener paciencia” me dijo una chica de ojos lindos, tan simple como cierto, hay que tener paciencia, pero no quedarse quieto. En la confusión de esos dos conceptos esta mi encierro. En sentir que las cosas que no son ya no van a ser nunca. La vida es un aprendizaje continuo y mi problema es que no encuentro que hacer con mis experiencias, me quedo en la derrota, no se esperar sin desesperar, no se buscar y no encontrar, me frustro rápido y tengo miedo, mucho miedo, que no pueda cambiar mi destino…

3 comentarios:

Cappe dijo...

Hay que dejar que fluya, Juan. Fumar un cigarro, tomar un par de mates, solo, en el parque, en el río, en la terraza. Dejar que fluya, y entrar en el movimiento, doloroso, del momento de la angustia. También hay que darle tiempo a la angustia.
Un abrazo

Lolo dijo...

El Cappe está hablando del fasooooo. Jajajaja.
Che, como te gusta la palabra escollo, que dicho sea de paso, creo que se escribe escoYo.

Saludos buscape.com

Cappe dijo...

Jajaja! Y por qué no un fasito, eh? Por qué???
Che, se escribe escollo, no escoYo, BESTIA!

Abrazosss!