martes, 19 de enero de 2010

Veneno paciente

Mordiendo el polvo, perdido por perdido, en ruinas, caído, tirado, humillado por si mismo, enemigo de si mismo. Quería quererse y no se encontraba nada bueno, quería que lo quieran pero no tenía nada bueno.
Cuando estaba aprendiendo a caminar le habían cortado las piernas y así una vez, y así siempre, empezar y terminar antes de culminar la concepción y así una vez, y así siempre.
Sentirse una basura, dejarse llevar por ínfulas imaginarias y así una vez y así siempre, acorazarse en mentiras amables, pasar el mal trago, aguantar el tirón.
Esperar que pase, ver como pasa, no aprender nada y preparar la foza para la próxima caída, más cruda, más real, mas profunda y así una vez, y así siempre.
Sentirse mucho, ser nada, ser nadie, no ser, existir a penas. Ser la sombra de una luz alta y tenue en un lugar bien iluminado, ser chiquito y casi inexistente. Y así una vez, y así siempre.
Encerrarse en pensamientos inútiles, cambiar algo para que nada cambie, volver a empezar para volver a fracasar y así una vez, y así siempre.
Queriendo, buscando, encontrando, perdiendo, sufriendo, peleando, escuchando, hablando, sintiendo, tratando, haciendo, perdiendo, perdiendo, perdiendo. Y así una vez, y así siempre, hasta el confín del tiempo, hasta el jamás de los jamases, hasta el último punto del infinito, así una vez, así siempre….

domingo, 17 de enero de 2010

Vendiendo ilusiones

El era un fabricante de mentiras. Engañaba a los demás, se engañaba a si mismo, creaba realidades ficticias, participaba y vivía en ellas. Terminaba por creerse sus propios personajes y eso hacía que nadie dudara de la veracidad de los mismos, era hábil para hacer creer a los demás, ni más ni menos que lo que los demás querían creer. El truco era simple, descubrir en la charla lo que el otro quiere escuchar y decirlo en el momento justo.
El era un fabricante de mentiras, se engañaba engañando, se mentía mintiendo, arrastraba a la gente con sus patrañas, creaba mundos mágicos y perfectos, pero a veces, muy pocas veces, como dice la canción, se le escapa un poquito el diablo. Es ahí cuando deja entrever su crueldad, su mala calaña, es ahí cuando queda al desnudo su soberbia infinita. Son esos los momentos en que se desmorona el personaje y ahí esta él, débil, chiquito, acorazado en respuestas crueles y rápidas que pasan como un relámpago por los oídos lindantes y dejan el amargo sabor de pensar que se esta lidiando con un ser sin buenos sentimientos.
El era un fabricante de mentiras, un vendedor de ilusiones, él era él, y no había mucho por fuera de si mismo. Engañaba mintiendo y mentía engañando. Su personalidad y ambición de protagonismo lo alejaban del mundo, su envoltura de carisma simpático y su facilidad de inventar realidades con palabras lo acercaban. Demás esta decir que un día el cuento se acabó, la realidad supero a la fantasía, las ilusiones dejaron de ser compradas y la fábrica de mentiras termino por derrumbarse, demás esta decir que un día termino solo y aislado, gritando. Demás esta decirte, fabricante de mentiras, que ya nadie va a oír tu llamado, terminaras consumiéndote en tus propias irrealidades, acechado por tus propias mentiras, torturado por tu soberbia infinita…

viernes, 8 de enero de 2010

Debut

Hacia 30 minutos estaba calentando, corría por el lateral de un extremo al otro, de frente, de costado, trote, alargue, pique corto… Estaba nervioso y ansioso, era la primera vez que lo habían llevado al banco de suplentes, siempre había soñado con jugar en primera y hoy podría dársele la oportunidad. Miró las tribunas la multitud saltaba y cantaba, se exaltaba con cada jugada, vibraba con cada corrida y se decepcionaba con cada yerro.
El partido entraba en el último cuarto de hora y nada parecía mover el 0 en los arcos, el técnico local caminaba nervioso al tiempo que prendía un nuevo cigarrillo, miró los suplentes, le grito al profe y le hizo una seña, clarita, en una mano un 2 y en la otra un 3, quería al 23 y el 23 era él, quien desde hacía 19 años soñaba con ese momento.
Se acercó y lo escuchó atento, “vas a entrar por el pulga, dale tranquilo, yo se que vos sabes, movete adelante y cuando veas el hueco pegale, dale que ellos están cansados, dale pendejo, metete y rompela que este público precisa un ídolo” cortito y claro, se le erizó la piel al escucharlo, se emocionó cuando el cuarto arbitro levantó el cartel con su número.
Entró corriendo, se ubico detrás de los delanteros, como siempre lo había hecho, aunque a veces también lo ponían de volante por izquierda, corrió desesperado por la pelota, se tiró al piso “tranquilo pibe, tranquilo” le grito el profe desde el costado de la cancha, intentó calmarse, recibió el balón, lo devolvió a un toque como mas le gustaba, busco la devolución pero nunca llegó, el ataque se diluyo por el otro costado y la gente empezó a murmurar.
“Esta tarde cueste lo que cueste, esta tarde tenemos que ganar” “Nosotros alentamos, pongan huevos que ganamos” “hoy hay que ganar, hoy hay que ganar” los hits dejaban en claro el pedido del público, pero el partido se iba y nada pasaba, él corría de un lado a otro, pero no sabia que hacer cuando tenía la pelota.
El pulpo recupero en el medio campo, pase rápido a tete que pasó como un rayo por el costado, recibió y metió el bochazo para el, la pelota se le iba, se le escapaba, había tomado mucha velocidad, corrió hacia ella y lo miró al tanque tirando la diagonal, salto, llegó a puntearla y se dirigió del centro hacia afuera, piso el pasto, trastabillo y consiguió con el último esfuerzo meterla en cortada al corazón del área, el resto lo vio desde el piso, la pelota atravesó la defensa y quedo un metro superando la medialuna, el tanque llegaba hacia ella, le quedó para su derecha, la que no perdonaba, la que no fallaba, dio el último paso, afirmo su zurda y le dio el zapatazo victorioso, la pelota, como una bala, como un misil inflo la red y desató la algarabía. El tanque sin dudarlo fue corriendo y se le tiro encima “es todo tuyo hijo de mil putas” le dijo, el resto no se los cuento, el resto fue maravilla, fiesta, carnaval, el sueño se había cumplido, la pila de compañeros encima suyo, el grito del banco de suplentes y el festejo del público, nada podía salir mal a partir de ahora, sería el próximo héroe del pueblo canaya…

miércoles, 6 de enero de 2010

Cuando ya todo es en vano

“Solo le pido a la vida que no me duela morir” había implorado unos años atrás, le temía al sufrimiento, a la agonía, le temía al dolor y también le temía a la muerte, amaba la vida, la disfrutaba a cada instante y por ese amor que le tenía sintió el derecho de pedirle ese único favor.
Recordó el momento en el que había implorado aquella oración, sintió bronca por el irónico destino que le deparó su amada, un odio profundo recorrió sus venas e incremento el dolor punzante que le atacaba cada resquicio de su cuerpo, se había ido debilitando lenta e irremediablemente. Postrado en una cama se encontraba, sin esperanza y lleno de padeceres.
Respirar le dolía, pensar le dolía, nada por fuera del dolor podía sentir, solo la visita de sus hijos lo aliviaba, el segundo en que podía mirarlos a los ojos, jurarles amor eterno, decirles que eran las personas mas importantes y que por ellos lucharía hasta el final. Ellos lo miraban con una profunda tristeza, pero sin perder la esperanza, es que tan pequeños eran…
Y el se quedaba solo tras las fugaces visitas, pensando que los abandonaría, que jamás podría volver a besar sus frentes, mirar sus ojos, sonreír con ellos. Sus vidas no serían las mismas tras su muerte y esto le generaba un dolor en el alma superior a cualquier martirio físico que podía padecer.
“Solo le pido a la vida que no me duela morir” pensó en el último suspiro que le permitió su agonía, volvían los ahogos, no podía respirar, el aire iba faltándole cada vez mas, el rostro de cada uno de sus hijos apareció en su mente, una lagrima rodo por sus mejillas, intento levantarse, pero ya todo era en vano, estiro la mano intentando acariciar las imágenes de su mente, pero ya todo era en vano, quiso abrazarlos, correr con ellos, jugar con ellos, vivir con ellos, pero ya todo era en vano, la vida desapareció de su cuerpo y no dejo de sufrir ni el instante antes a morir…