martes, 31 de enero de 2012

Re interpretando...

Una vez, hace mucho, mi mente fue atacada por miles de preguntas a las que no pude responder, una vez, ayer no más, solo puede transcribirlas en una hoja en blanco, buscando calmar una sensación de vacío y poca cosa que se había instalado en lo más profundo de mi ser. Esa vez, hace tres años escribí esto:
¿Qué hay detrás del tiempo que me mira y no lo toco, que me llama y no lo escucho, que me mima y no lo siento? ¿Qué se esconde en un vaso vacío, en el silencio del infinito? ¿Qué es de aquel grito que nadie escucha, de aquel ser que nadie conoce? ¿Cómo mira un ciego, como siente un muerto, como hacer para deshacer lo hecho? ¿Cómo re vivir lo pasado, mirar al futuro, borrar las lágrimas, multiplicar las sonrisas? ¿Qué es de un libro que nadie lee, de un cuadro que nadie mira? ¿Cómo descubrir el contenido de tu mente, como ver directo a tu corazón? ¿Dónde estarán las respuestas a las preguntas que nunca nadie hizo, donde buscar a quien no existe? ¿Dónde encontrar la felicidad en un mundo de infelices, donde habrá una risa capaz de apagar mil llantos? ¿Cómo hacer justicia en un mundo injusto, como inflar el pecho cuando no se tiene aire? ¿Quién pregunta, quién responde? ¿Quién soy yo en este preciso momento de la historia, que saber de mí en este momento preciso de mi vida? ¿Cómo afrontar los cambios, como hacer certezas las dudas? ¿Cómo avanzar si te ata el pasado, como mover un corazón quieto? ¿Qué hacer cuando nada vale la pena? ¿Cómo encontrar algo que no estoy buscando?
Preguntas que nadie responde, silencios que nadie calla, dudas que no tengo, tristeza que no entiendo, ahogo que no me deja respirar, dulzura que no siento, caricias que no encuentro, palabras que marean. Océanos y mares, bosques y montañas, cosas gigantes, individuos pequeños, un punto en una línea, un grano de arena en el desierto, hoy así me siento, una gota en el río, hoy eso soy, hoy eso no soy, porque hoy no soy nada, porque nunca fui nadie.
Lo primero que siento al leerlo es felicidad por haberlo escrito, me ayuda a ver mis cambios, no solo en mis formas discursivas sino también en mi pensamiento. Si bien aún me siento incapaz de develar la mayoría de los interrogantes retóricos que expreso en el texto, si me doy cuenta que la génesis de todas mis dudas de entonces era una sola, tan grande como mi vida: ¿hacia dónde voy? Tan simple como complejo, ¿Cómo saber quién soy si no sé quién quiero ser, como encontrarle el rumbo a los días si los transito sin un objetivo definido?
La felicidad, la tristeza, el éxito y el fracaso son sensaciones subjetivas que viven dentro de uno y está en uno mismo sentirse alguien en la vida. No depende de lo que piensen los demás de uno. Cada uno escribe su historia haciendo su propio camino y mientras uno está seguro de lo que quiere y luche por alcanzar sus objetivos, probablemente alcance la sensación de felicidad emparentada con la auto superación. No hay muchas maneras de sentirse cómodo con el presente si no se sabe lo que se quiere del futuro, la vida propia no depende nunca de los demás, aunque estos pueden potenciarnos. Y está en comprender eso la clave de ser feliz y conseguir, de una vez y para siempre vivir con alegría.

lunes, 23 de enero de 2012

Cuando Trotsky conoció a Frida Kahlo

La persecución política de su enemigo íntimo lo había expulsado ya de cuanto país había ocupado, él y su esposa deambulaban por el globo en busca de asilo y un poco de paz tras la pérdida de sus hijos y sus causas en manos de la crueldad de Stalin.
Lev Davidovich Bronstein, más conocido como León Trotsky había sabido infundirle temor hasta al mismísimo Hitler, había sido, junto con Lenin, la mente más brillante de la revolución rusa de 1917, pero por esas cosas del destino y de la historia, en la que por lo general ganan los malos, era perseguido hasta el cansancio y solo contaba con la fiel compañía de su esposa Natalia Sedova, quién había estado a su lado desde sus épocas de gloria al mando del ejército Bolchevique.
Quiso el destino, la historia o la suerte que fuera México, por pedido expreso del muralista Diego Rivera al presidente de aquel país, Lázaro Cárdenas, el lugar que le diera asilo y cobijo en esos años de destierro permanente. Fue así como a la edad de 57 años, Trotsky llegó al hogar del reconocido artista quién le brindo seguridad durante dos años.
Llegados a la residencia de Ribera, Trotsky se encontró de cara a la belleza joven de la genial Frida Kahlo, quién por su parte, con el arribo de los huéspedes se vio encantada por la monumental inteligencia del otrora líder revolucionario.
Cuando Trotsky conoció a Frida Kahlo sintió de inmediato una atracción romántica hacia esa joven 28 años menor. Cuando Frida Kahlo conoció a Trotsky le fue imposible no enamorarse de ese señor maduro cuya capacidad mental e inteligencia superaba a la de cualquier ser que habitara la tierra. Lo que se suponía sucedió, fue fugaz el romance a escondidas que sostuvieron, pero lo suficientemente fuerte para que marcara la vida de cada uno de ellos hasta el final de sus días. Tanto que quizá fue con él, con quién soñó Frida cada noche.
Tanto que quizá fue en ella, en quién pensó él aquella tarde del 20 de agosto de 1940, cuando el agente de la policía secreta soviética, Ramón Mercader, le clavó aquel piolet en la cabeza que acabaría con su vida.

lunes, 2 de enero de 2012

Sonetos de un romanticismo exacerbado

Que las palabras no alcancen para explicar un sentimiento y que sin embargo baste una mirada para entenderlo, significa sin duda que lo que pasa es demasiado grande y profundo. Que tu sonrisa baste para que yo sea feliz significa sin duda que estoy enamorado. Que no haya forma de expresar lo que le pasa a todo mi ser con el simple hecho de saber que voy a verte, que mi mente no encuentre otro pasatiempo que recordarte a cada instante, que la palabra amor haya dejado de ser roma visto en un espejo para convertirse en un sentimiento que abarca todo lo que concierne a mi vida significa, sin lugar a discusión alguna que ya no soy el que era.
Todo lo que alguna vez pensé y creí se esfumo por completo desde aquel día en que mis ojos chocaron con los tuyos, todas mis teorías se vieron una a una desvanecidas por un torbellino de sentimientos tan grandes como magníficos. Mi felicidad fue en progreso desde ese día y cada vez es mayor, la idea de sentir algo que no tiene fin ni horizonte le brinda a mis días una energía superior a la que jamás había tenido, es que verte, tocarte, abrazarte y sentirte hacen que el mundo pase a un segundo plano, las preocupaciones, los temores y las dudas quedan muy lejos cuando descanso en tu cuerpo. Mi vida cobra otro sentido, se potencia y me quedo sin manera de expresar todo lo que me pasa.
Así estoy, disfrutando de mi nuevo estado mental, quizá demasiado empalagoso, pero es que tratando de describir algo que es tanto uno debe usar todas las palabras que conoce para recién allí descubrir que ni así alcanza…