lunes, 18 de marzo de 2013

Las almas de la obscuridad

El día besaba la noche y la vida comenzaba, de a poco, a desaparecer de las calles. La obscuridad ocupaba la luz y el pueblo parecía hundirse en lo desconocido. Las persianas y las puertas se cerraban, como si el afuera y el adentro no podrían juntarse en la noche. Ya nadie caminaba en la calle de aquel lugar. El viento movía los árboles y el zumbido parecía el soplido del mismísimo demonio, algo había en ese lugar, se sentía una energía maligna capaz de hacer estremecer hasta al mismísimo Van Helsing. El ruido de la vida le había dado paso al silencio de la muerte y nadie parecía atreverse a romper con ese estigma mudo. El pueblo no era muy grande y parecía sacado de algún pasado lejano, las calles apenas iluminadas por un farol en el medio, las zanjas separándolas de las veredas anchas y las casas grandes, bajitas, obscuras y silenciosas. La sensación era que todos se habían dormido apenas entrada la noche, la almas descansando del peso de su cuerpo de a una se iban liberando. Las energías de la vida parecían derrotadas por las fuerzas de la muerte. Era lógico, habitaba más gente en el cementerio que en el propio pueblo… Un joven rompió la quietud del silencio, el suave sonido de sus zapatos contra las piedras de la calle irrumpieron en medio de la noche. El lugar pareció congelarse para verlo pasar, dejando caer una pesada energía sobre él. El joven, visiblemente consternado por el susto de caminar sin saber que hay al siguiente paso intentó apurarse. Caminaba velozmente tratando de no mirar más que hacía el piso, se sentía en el lugar una fuerza diabólica que hubiera hecho temblar hasta a Dios. Del silencio de la obscuridad apareció una joven, esbelta, bella, majestuosa, se acercaba lentamente a él, que por no levantar la mirada no la veía. La mujer surcaba la noche con envidiable agilidad sus pasos no hacían si quiera un ruido imperceptible. El joven se sintió atraído por una fuerza invisible que lo llamaba de atrás, trato de persuadirse de no girar su cabeza, temía lo que podía suceder si habría su mente a la energía de aquel lugar. Caminó unos cuantos metros más sin mover su mirada del suelo, pero su fortaleza mental llegó a su límite en el justo momento en que la voz más dulce que alguna vez había oído lo llamó por su nombre. Giró sobre su cuerpo para ver el origen de aquel llamado celestial y la vio, hermosa, divina, fantástica… El sol asomó tímido y llenó de luz la obscuridad, el pueblo parecía de a poco despertar del silencio, el lugar recobraba la vida perdida la noche anterior. En la plaza, un joven colgaba de un árbol ahorcado por el cordón de sus zapatos. No era la primera ni sería la última vez que un cuerpo yacía sin vida en la plaza al amanecer, el pueblo estaba condenado por toda la eternidad a vivir las noches dominado por los espíritus del mal, sus habitantes lo sabían y jamás habrían sus mentes a los señuelos de la muerte, pero siempre algún incauto que pasaba por allí era atrapado por las almas de la obscuridad para alimentar el castigo del lugar y servir a él hasta que se terminé el tiempo del mundo…

viernes, 7 de septiembre de 2012

El día que empezó la felicidad

El llanto rompió el silencio del sanatorio, un par de ojos bellos se abrieron y la luz de un ser que rozaba lo divino ilumino la vida de quienes lo rodeaban. Ella había llegado al mundo con la energía que tienen los distintos, emanaba un aurea de paz y armonía que desembocó prácticamente en un auto bautismo. Era tal la energía que desprendía esa pequeña que yo, a cientos de quilómetros del lugar, en el preciso instante en que ella nacía sonreí y me sentí feliz de repente. Con el paso del tiempo sus virtudes se acentuaron junto con su belleza. Nunca nada que se propuso quedo inconcluso, es que todo lo que quiere lo puede conseguir con solamente focalizarse. Ella es la única persona en este mundo que hace que parezcan poco mis exageraciones, no hay nada que yo diga que pueda acercarse a describirla y solo basta con mirarla para entender el porqué. Su vida se encontró con mi vida un día y por esas cosas del amor y de la suerte comenzaron a andar juntas. La felicidad que me transmite y el amor que me genera no podría contarlo sin parecerme una mezcla brutal entre Arjona y Sabina, asique prefiero dejarlo para otro momento. Es que con conocerla comprendí la génesis de la poesía. Supe que existe la musa inspiradora, me di cuenta que es cierto que uno puede quedarse sin aire de tanto amar y puede sentir que el corazón no entra en el pecho. Conocerla fue sin duda la máxima gloria que he alcanzado. Hoy hace algunos años que su vida hizo brillar las vidas de muchos y si bien es la primera vez que este magnífico momento puedo pasarlo con ella sueño con que nunca más lo pase sin ella a mi lado. Espero tenga un feliz cumpleaños, aunque eso se descontaba del relato anterior. Espero que sea muy feliz siempre y por sobre todas las cosas espero poder retribuirle amándola, al menos algo de toda la felicidad que ella me genera.

domingo, 22 de julio de 2012

Tu amor

“Yo sé que entenderás que amor para quien busca una respuesta, es un poquito más que hacerte bien”... Hace tiempo intento sin éxito escribir algo que se parezca al menos un poco a vos, es que me resulta imposible describir lo que me transmite su ser, el amor que hay en tus ojos, lo que pasa en mi cuando me acaricias o me besas. Es que cada vez que estoy con vos no puedo evitar pensar que si el mundo está en tus labios, el resto no es el mundo, que si vivir es besarte, el resto no es vivir. No hay punto de comparación entre la felicidad que me invade cuando te tengo al lado y la felicidad reinante en mi vida el resto del tiempo. Como los mundos de platón, vivo con vos el ideal de la felicidad, la máxima expresión de la alegría, es amor puro, sin rodeos, no hay matices, es tan intenso y con tanta pasión que lo siento perfecto, es que es perfecto todo lo que hago con vos, por la simple razón de hacerlo con vos... No creo poder inventar nada al escribir que siquiera roce la descripción de mis sentimientos, pero tampoco creo que sea necesario, es que al mirarte, al tocarte, al besarte, todo eso que me pasa se transmite de una manera que de tan mágica parece irreal. Es que el amor es solo una palabra que no significa nada sin un sentimiento y mis sentimientos son tan profundos que no pueden significarse con ninguna palabra.

martes, 22 de mayo de 2012

Parar el pensar

La angustia de gritar en silencio por vivir realidades que no existen. La voz que no sale por que no hay quien la escuche, el silencio de la calma de la obscuridad, la ausencia de vida alrededor de una vida… La desesperante espera de no saber que esperar, el pasaje de un mundo a otro mundo igual y la repetición de lo mismo una y otra y otra vez. La esclavitud de vivir a la sombra de los deseos. La cárcel que genera el régimen mental y sentimental de aferrarse a lo que tarda más en llegar que en irse. Lo ilógico de la lógica del pensamiento humano atado a los caprichos del sentir atravesado por lo cotidiano de no saber que se quiere. O más bien si lo que se quiere parte de la realidad de un deseo o de una imposición de la cultura… Puede que lo que diga y lo que escriba no tengan un sentido ni una finalidad, puede que sean tan solo esbozos de pensamientos inconexos pero necesarios en esto de hilvanar una idea para llegar a una conclusión, es que cuando no hay claridad mental ayuda la lluvia de ideas y para tratar de hacer consciente lo que se piensa no encuentro nada más efectivo que ponerlo en palabras. Es raro el pensar el pensamiento, es difícil acomodar la mente cuando no para ni se detiene, me comí la curva y pisé el piano, me fui de pista, me enredé, es que a veces me mareo de tanto pensar y preciso escribir para poder dormir. Catarsis literaria, crear palabras en un papel para sacar de la mente un sinfín de pensamientos extraños que se basan en una sola pregunta: ¿Qué es la justicia sino la injusticia convencionalmente aceptada?

miércoles, 7 de marzo de 2012

El manual del perdedor

Hasta que te declaras incompetente, las responsabilidades exceden a tus capacidades y ya no podes ni con vos mismo. Toda la vida planteando tus días en éxitos o fracasos terminan por llevarte a la ruina. La realidad se te escapó otra vez por los costados y el objetivo quedó más lejos a la llegada de lo que había estado en la largada.
Te declaras incompetente y es la primera verdad que sale de tu mente, te alejas de la propia idealización que haces de tu ser y te das cuenta que no sos lo que vendes de vos, que estas lejos de lo que decís ser. De lo que sentís ser. Pisaste el barro, trastabillaste, caíste y te encontras de rodillas frente a la realidad, el mundo se abre hacía adelante y es tan inagotable que ni siquiera distinguís lo que tenes cerca.
Confundís lo accesorio con lo importante y sos incapaz de discernir entre lo importante y lo urgente, tus prioridades están impuestas por tu propia incapacidad y, como el cloro, desteñís y manchas todo lo que te toca.
Te declaras incompetente, porque sos incompetente, para no fracasar constantemente estiras tus objetivos, sumas responsabilidades, prolongas la agonía preparando el terreno para un fracaso más rotundo, más grande y más calamitoso. Tu vida siempre va a ser así, lo llevas en la sangre tenes el estigma internalizado en lo más profundo de tu ser, vas a sentirte lo que no sos durante mucho tiempo, para un día darte cuenta de la realidad, nunca aprendiendo de tus errores y repitiendo una y otra vez, cíclicamente, la misma estupidez que te lleva derecho y sin escalas a la ruina…

martes, 31 de enero de 2012

Re interpretando...

Una vez, hace mucho, mi mente fue atacada por miles de preguntas a las que no pude responder, una vez, ayer no más, solo puede transcribirlas en una hoja en blanco, buscando calmar una sensación de vacío y poca cosa que se había instalado en lo más profundo de mi ser. Esa vez, hace tres años escribí esto:
¿Qué hay detrás del tiempo que me mira y no lo toco, que me llama y no lo escucho, que me mima y no lo siento? ¿Qué se esconde en un vaso vacío, en el silencio del infinito? ¿Qué es de aquel grito que nadie escucha, de aquel ser que nadie conoce? ¿Cómo mira un ciego, como siente un muerto, como hacer para deshacer lo hecho? ¿Cómo re vivir lo pasado, mirar al futuro, borrar las lágrimas, multiplicar las sonrisas? ¿Qué es de un libro que nadie lee, de un cuadro que nadie mira? ¿Cómo descubrir el contenido de tu mente, como ver directo a tu corazón? ¿Dónde estarán las respuestas a las preguntas que nunca nadie hizo, donde buscar a quien no existe? ¿Dónde encontrar la felicidad en un mundo de infelices, donde habrá una risa capaz de apagar mil llantos? ¿Cómo hacer justicia en un mundo injusto, como inflar el pecho cuando no se tiene aire? ¿Quién pregunta, quién responde? ¿Quién soy yo en este preciso momento de la historia, que saber de mí en este momento preciso de mi vida? ¿Cómo afrontar los cambios, como hacer certezas las dudas? ¿Cómo avanzar si te ata el pasado, como mover un corazón quieto? ¿Qué hacer cuando nada vale la pena? ¿Cómo encontrar algo que no estoy buscando?
Preguntas que nadie responde, silencios que nadie calla, dudas que no tengo, tristeza que no entiendo, ahogo que no me deja respirar, dulzura que no siento, caricias que no encuentro, palabras que marean. Océanos y mares, bosques y montañas, cosas gigantes, individuos pequeños, un punto en una línea, un grano de arena en el desierto, hoy así me siento, una gota en el río, hoy eso soy, hoy eso no soy, porque hoy no soy nada, porque nunca fui nadie.
Lo primero que siento al leerlo es felicidad por haberlo escrito, me ayuda a ver mis cambios, no solo en mis formas discursivas sino también en mi pensamiento. Si bien aún me siento incapaz de develar la mayoría de los interrogantes retóricos que expreso en el texto, si me doy cuenta que la génesis de todas mis dudas de entonces era una sola, tan grande como mi vida: ¿hacia dónde voy? Tan simple como complejo, ¿Cómo saber quién soy si no sé quién quiero ser, como encontrarle el rumbo a los días si los transito sin un objetivo definido?
La felicidad, la tristeza, el éxito y el fracaso son sensaciones subjetivas que viven dentro de uno y está en uno mismo sentirse alguien en la vida. No depende de lo que piensen los demás de uno. Cada uno escribe su historia haciendo su propio camino y mientras uno está seguro de lo que quiere y luche por alcanzar sus objetivos, probablemente alcance la sensación de felicidad emparentada con la auto superación. No hay muchas maneras de sentirse cómodo con el presente si no se sabe lo que se quiere del futuro, la vida propia no depende nunca de los demás, aunque estos pueden potenciarnos. Y está en comprender eso la clave de ser feliz y conseguir, de una vez y para siempre vivir con alegría.

lunes, 23 de enero de 2012

Cuando Trotsky conoció a Frida Kahlo

La persecución política de su enemigo íntimo lo había expulsado ya de cuanto país había ocupado, él y su esposa deambulaban por el globo en busca de asilo y un poco de paz tras la pérdida de sus hijos y sus causas en manos de la crueldad de Stalin.
Lev Davidovich Bronstein, más conocido como León Trotsky había sabido infundirle temor hasta al mismísimo Hitler, había sido, junto con Lenin, la mente más brillante de la revolución rusa de 1917, pero por esas cosas del destino y de la historia, en la que por lo general ganan los malos, era perseguido hasta el cansancio y solo contaba con la fiel compañía de su esposa Natalia Sedova, quién había estado a su lado desde sus épocas de gloria al mando del ejército Bolchevique.
Quiso el destino, la historia o la suerte que fuera México, por pedido expreso del muralista Diego Rivera al presidente de aquel país, Lázaro Cárdenas, el lugar que le diera asilo y cobijo en esos años de destierro permanente. Fue así como a la edad de 57 años, Trotsky llegó al hogar del reconocido artista quién le brindo seguridad durante dos años.
Llegados a la residencia de Ribera, Trotsky se encontró de cara a la belleza joven de la genial Frida Kahlo, quién por su parte, con el arribo de los huéspedes se vio encantada por la monumental inteligencia del otrora líder revolucionario.
Cuando Trotsky conoció a Frida Kahlo sintió de inmediato una atracción romántica hacia esa joven 28 años menor. Cuando Frida Kahlo conoció a Trotsky le fue imposible no enamorarse de ese señor maduro cuya capacidad mental e inteligencia superaba a la de cualquier ser que habitara la tierra. Lo que se suponía sucedió, fue fugaz el romance a escondidas que sostuvieron, pero lo suficientemente fuerte para que marcara la vida de cada uno de ellos hasta el final de sus días. Tanto que quizá fue con él, con quién soñó Frida cada noche.
Tanto que quizá fue en ella, en quién pensó él aquella tarde del 20 de agosto de 1940, cuando el agente de la policía secreta soviética, Ramón Mercader, le clavó aquel piolet en la cabeza que acabaría con su vida.

lunes, 2 de enero de 2012

Sonetos de un romanticismo exacerbado

Que las palabras no alcancen para explicar un sentimiento y que sin embargo baste una mirada para entenderlo, significa sin duda que lo que pasa es demasiado grande y profundo. Que tu sonrisa baste para que yo sea feliz significa sin duda que estoy enamorado. Que no haya forma de expresar lo que le pasa a todo mi ser con el simple hecho de saber que voy a verte, que mi mente no encuentre otro pasatiempo que recordarte a cada instante, que la palabra amor haya dejado de ser roma visto en un espejo para convertirse en un sentimiento que abarca todo lo que concierne a mi vida significa, sin lugar a discusión alguna que ya no soy el que era.
Todo lo que alguna vez pensé y creí se esfumo por completo desde aquel día en que mis ojos chocaron con los tuyos, todas mis teorías se vieron una a una desvanecidas por un torbellino de sentimientos tan grandes como magníficos. Mi felicidad fue en progreso desde ese día y cada vez es mayor, la idea de sentir algo que no tiene fin ni horizonte le brinda a mis días una energía superior a la que jamás había tenido, es que verte, tocarte, abrazarte y sentirte hacen que el mundo pase a un segundo plano, las preocupaciones, los temores y las dudas quedan muy lejos cuando descanso en tu cuerpo. Mi vida cobra otro sentido, se potencia y me quedo sin manera de expresar todo lo que me pasa.
Así estoy, disfrutando de mi nuevo estado mental, quizá demasiado empalagoso, pero es que tratando de describir algo que es tanto uno debe usar todas las palabras que conoce para recién allí descubrir que ni así alcanza…

martes, 6 de diciembre de 2011

Los pasos de los fracasos

Y un día el esfuerzo ya no alcanza… miras para atras en la búsqueda de un puto logro y no encontras siquiera una estúpida mueca de satisfacción en el trascurso de tus días. Tu vida no es más que una sucesión de fracasos y cada uno pesa un poco más. Te ves envuelto en una nube gris de la que no se puede salir, todo es niebla, todo es oscuridad y no hay siquiera una vela que ilumine el sendero correcto por el cual transitar.
Y un día el esfuerzo ya no alcanza… cansado de tropezar decidís quedarte tirado, esperando que alguien se digne a alcanzarte una mano que te ayude a levantar. Buscas en tus recuerdos un instante de aprobación ajena sobre el cual rearmar tu autoestima y no encontras siquiera una palmada de aliento en tus momentos más difíciles. Siempre fuiste un perdedor, el estigma te persigue por la vida y te pesa, te cansa, te agobia. Nadie mira tus logros, para nadie son importantes ni siquiera para vos, que seguís inmóvil ante la mirada hostil del mundo, sufriendo, implorando piedad, esperando una caricia.
Y un día el esfuerzo ya no alcanza… en verdad nunca alcanzó, nunca fue suficiente, te quedaste en el camino tantas veces como empezaste a andarlo, te rendiste ante la adversidad incluso más veces de las que ella se te presentó, batiste todos los records del fracaso a causa de tu falta de confianza basada en la idea extrema de querer deslumbrar a todos y sin poder siquiera hacer suspirar a uno.
De tanto buscar aprobación afuera terminaste decepcionándote hasta a vos mismo, conseguiste ser el segundo hombre más perdedor sobre la tierra, porque de tan perdedor que sos ni siquiera te dio el cuero para ser primero.
Y un día, o bien todos los días, el esfuerzo ya no alcanza, porque no es suficiente, porque nunca lo fue, porque siempre que empezas sabes que no vas a terminar, es tu estigma, tu suerte, tu destino, nadie mira con tus ojos, nadie siente tu dolor ante cada trunco camino al éxito, es que nadie se da cuenta, o a nadie le interesa que lo único que estas pidiendo a gritos es un poco de atención, pero como siempre en tu vida equivocas los caminos y ni siquiera sos capaz de conseguir tus deseos inconscientes.
Y así te quedas, así estas, así vas a seguir, solo, aturdido, perdido en un mundo que sentís ajeno, esperando un susurro al oído, un abrazo, algo que te haga sentir querido… así seguirás hasta el fin de la historia, siendo nadie, porque así lo elegís cada mañana, porque preferís esperar que los demás lo noten a torcer el rumbo de tus equivocaciones y hacerlo notar con claridad y confianza…

martes, 29 de noviembre de 2011

Revolución en los corazones

El sonido del descontrol lo abarcaba todo, mi mente, inhibida por los estragos de un fin de semana que había rozado a la locura no respondía muy bien ya a esas horas. La barra atestada de gente en condiciones para nada ejemplares eran el fiel reflejo del lugar. Había ido a buscar algo de tomar, más por costumbre que por sed y ella había tenido el glorioso gesto de acompañarme. Tras adquirir la bebida gire en su dirección y mis ojos chocaron con los suyos en un encuentro que nada tuvo de mundano, su mirada era un oasis de paz en medio del delirio, fue un instante eterno el que duró ese encuentro, una energía extraña recorrió mi cuerpo y se terminó el mundo cuando por fin bese sus labios.
Nada de lo que había alrededor tuvo ya importancia, todo parecía lejano, todo era distante, había ingresado en una dimensión paralela en la que éramos los únicos actores. Sentí la necesidad de abrazarla y ya no soltarla, porque supe que era en ella donde quería estar, creí y descubrí o creí descubrir que era mi lugar en el mundo.
El encuentro fue un comienzo, toda la estructura mental sobre la que había erigido mi vida se derrumbó por completo, me habían pateado el tablero y yo quedé absorto y totalmente embelesado con la nueva realidad que se abría a mi paso…
Mirarla me resulta increíble, incluso tengo la sospecha de que hasta Dios se inspira con su sonrisa y se deleita con su mirada. Describirla sería anclar autoritariamente con palabras frías algo tan profundo y perfecto que asusta cuando se piensa, pero que a la vez cautiva, fascina y maravilla cuando uno se deja llevar.
Y en eso estoy, queriéndola con exageración, alucinado con ella, enamorado de cada rasgo de su personalidad y embobado con mis nuevos cánones mentales, disfrutando de una nueva realidad en la que ella se lleva todo el protagonismo, pensándola a cada instante, recordándola a cada minuto, porque por más que la vida esté llena de cosas fantásticas ella es sin lugar a dudas la compañía más perfecta que mi ser puede tener y su rostro es, por escándalo, el paisaje más majestuoso y admirable que mis ojos pueden ver y disfrutar…

martes, 15 de noviembre de 2011

Filosofía barata y zapatos de goma

"El ómnibus se ha ido el amor se ha vencido quise quedarme pero me fui"




Me miré al espejo como quien mira a un desconocido, no me encontraba en ese rostro frío que acababa de cortar el teléfono. Mojé mi cara buscando en el agua un sedante al dolor, intenté pensar que si sucede conviene y que las cosas habían pasado por algo. No pude, no quise o no supe convencerme de ese ataque forzado de optimismo. Estaba triste, muy triste, los ecos de tu adiós resonaban en mi mente y empujaban mi alma al vacío. Tu mirada, antes tan mía me parecía cada vez más lejana, cada vez más ajena…
Sentía que el corazón buscaba escaparse de mi pecho, me parecía estar a punto de estallar del dolor. Mi pena era tan grande como el silencio de mi hogar y mi soledad tan profunda como la obscuridad que me acompañaba esa noche. Los recuerdos invadían mi alma y llegaban a lo más profundo de mí ser, me sentía ahogado por mi propia tristeza, buscando en mi mente los motivos de un fracaso tan grande y tan doloroso que no me sentía capaz de resistir.
Me hundí en la cama, el humo del último cigarrillo que había apagado aun emanaba un intenso olor, de mis ojos comenzaron a escaparse algunas lágrimas cargadas de impotencia, llenas de un odio que había sido amor, repletas de decepción que había sido esperanza.
Mi vida era a tu lado, no encontraba nada por fuera de vos y no sabía que había detrás del umbral de tu adiós. Una flecha helada se había clavado en el centro de mi pecho y me impedía hasta respirar, era un preso de la nostalgia, un esclavo de los recuerdos, condenado a vivir mirando para atrás, porque adelante no había nada, porque vos eras todo.
Traté entrecortadamente de llenar mis pulmones, de retomar energías. Todo me parecía más sombrío, más obscuro, más frío, más triste, más ajeno, más extraño. Ya no era yo, una parte de mi había muerto con lo que acababa de terminar. Apreté los dientes, me abracé a la soledad y así me quedé, quieto, llorando, tratando de encontrar la manera de ser feliz sabiendo que no volvería a ver de frente a tus ojos…

domingo, 6 de noviembre de 2011

Sintiendo sentir

“No tenía que pasar, no estaba en los planes” se repetía cada día, cada noche, cada minuto en que recordaba el desenlace que lo había dejado en aquel lugar. Y fue esa misma frase la que me dijo a mi cuando lo entrevisté. Estaba trabajando en mi tesis de derecho y las vueltas de la vida me habían dejado de frente a él en una celda fría de una aún más fría ciudad. Sus modos, su cuerpo y su mirar lo hacían el prototipo de preso que cualquiera se pudiera imaginar. Pero su sensibilidad y la manera en que expresaba sus recuerdos lo hacían parecer un poeta de barrios bajos de algún país desarrollado.
“Me habían tirado una data fija, era un lugar seguro, había mucha guita y yo me podía salvar para todo el viaje, salir de esta vida, porque yo si fuera por mí no afanaría, pero no me queda otra vio?” comenzó así su relato, yo no me detuve a pedirle que me tutee, aunque si recordé mis pasadas entrevistas, había oído una y mil veces el sueño frustrado de salir de esa vida con un robo que “los salve para todo el viaje”, hasta ahí su relato era una película que yo ya había visto.
“Entre según lo planeado por una ventana trasera de aquella casa, era rápido, estaba calculado, tenía mucha información que me había pasado alguien cercano a la familia, no podía fallar.” Aseguró. Mi pregunta entonces fue que era lo que había salido mal para que él estuviera ahí.
“Como le decía, yo tenía que entrar y agarrar la guita que estaba en un cajón del escritorio del fondo de una de las habitaciones, era agarrarlo, rajar y poder empezar de nuevo, era la única que me quedaba.” Se lo notaba arrepentido, pero para nada analítico con su accionar, algo estaba fallando, en ningún momento parecía ocurrírsele la idea de que robar no es una salida.
Pareció leerme el pensamiento y prosiguió, “a mí no me gusta afanar, pasa que no me queda otra vio? Y además yo sé dónde me meto, y la verdad es que a este tipo no le cambiaba nada lo que yo le iba a sacar”, me hubiera gustado decirle que aunque nada le cambie lo que iba a sacarle no le pertenecía, pero no tenía sentido, no estaba allí para ello y siempre había notado la tendencia a creerse Robin Hood que tienen muchos que están adentro, creo incluso que es un sistema de defensa mental.
“El tema es que una vez adentro algo salió mal, la casa tenía que estar vacía, pero me habían vendido pescado podrido, atraída por mis ruidos una mujer apareció por la puerta,” la forma en que lo contaba, su compenetración y su mirada hicieron que mi mente viajaran en espacio y tiempo a aquella habitación, lo vi todo, mi entrevistado, muy nervioso esgrimía su arma pidiendo silencio, la señora, más nerviosa aun no dejaba de gritar, “cállate hija de mil putas que te quemo” decía él, aunque su cara denotaba un profundo terror, ella seguía inmóvil gritando, estoy seguro que hubiera deseado correr, pero el miedo y los nervios la habían paralizado.
Él, visiblemente perturbado seguía apuntándole y exigiendo silencio, los gritos producidos en el lugar hicieron que apareciera una nueva persona en el lugar, un niño apareció corriendo, por lo que pude observar no superaba los 5 años, irrumpió en el lugar llorando, mi entrevistado lo miró atónito y casi como acto reflejo poso la mira de su arma en la cara del pequeño, algo pasó, su dedo movió el gatillo y el disparo, como un escupitajo mortal fue directo a la cabeza del niño que cayo inerte en ese preciso instante. La mujer salió de su estupor y se tiró encima de él tratando inútilmente de reanimarlo.
La escena fue demasiado fuerte, mi imaginación ya no podía soportarla, tenía ganas de llorar, salí de la habitación y volví a la celda, allí estaba mi entrevistado, las lágrimas brotaban de sus ojos con una sorprendente fluidez, el recuerdo de lo sucedido calaba muy hondo en sus sentimientos y se notaba que le dolía cantidades aquel desenlace.
Yo me quedé petrificado, mirándolo, sorprendido por mis propios sentimientos, sintiendo por un instante como víctima al victimario, queriendo consolar a un hombre que sin querer queriendo había cometido una atrocidad. Sintiéndome culpable por juzgarlo y sintiendo la misma culpa por no querer juzgarlo. Buscando una explicación a mil historias parecidas en donde todos son víctimas de la perversión de un sistema que solo genera muertes inocentes en base al enriquecimiento de algunos pocos culpables.

lunes, 24 de octubre de 2011

Atado a la soledad

Espero, desespero, necesito un gesto, una mirada, una respuesta, un guiño. El destino, la suerte, todo lo siento como una conspiración en mi contra. Espero, vuelvo a desesperar, comienzo a enloquecer, salgo, la lluvia responde a mi estado de ánimo. Corro, busco algo que no encuentro, encuentro algo que no busco, me pierdo, me hundo.
Abrumado, desesperado, sin rumbo, así estoy, así me siento, perdido. Me detengo, miro alrededor, oscuridad y silencio. Dolor y desesperanza. Aprieto los dientes, vuelvo a correr. Busco, no encuentro, espero, desespero, miro y no veo.
Una luz, una señal, un mensaje divino, algo que me diga que hay algo después de la nada, un ruido que me dé la pauta que no todo es silencio, un rayo, un instante de iluminación en toda esta obscuridad. Eso quiero, eso espero, por eso desespero. Una esperanza, me aferro a la idea de encontrar algo atrás de la bruma. Corro, desbocado, mis pasos cada segundo son más pesados, mi mente cada vez está más lejos de mi corazón, mi razón cada vez le huye más a mi alma.
Veo algo, a lo lejos, no sé qué es, ¿serán tus ojos? Creo que sí, apuro el paso, voy hacia ellos. Son tus ojos, mi vida cobra un nuevo sentido, voy a alcanzarlos, ya casi, es solo un paso más y también podré ver tu rostro, lo imagino espléndido, porque sé que es espléndido, quiero llegar a él. Algo me lo impide, estoy atado, esposado, detenido en el tiempo. Algo me impide llegar a vos ¿o serás vos la que no quiere que te alcance? Lucho con cuerdas invisibles, consigo soltarme de una y aparece otra.
Peleo una y otra vez, el destello de tu mirar cada vez es más distante, no quiero dejarte ir, intento escapar, seguirte, buscarte, amarte. No puedo, estoy encarcelado, esposado a un poste que no puedo ver. Desisto, te veo alejar, lloro, me enojo, vuelvo a pelear, pero ya no hay opción, ya no hay salida. Parado, petrificado, desesperado, así me quedo, así me muero, aferrado a la estúpida esperanza que tu mirar vuelva a sacarme de mi quietud…

lunes, 17 de octubre de 2011

La vida en condicional

Sufría la agonía de vivir pensando en lo que no paso. Su presente era una palabra inabarcable. Existía en una dimensión extraña donde su futuro era una proyección de un pasado inexistente. Toda una vida de malas decisiones lo había condenado a vivir arrepentido y encerrado. Soñando haber vivido en los zapatos de otra persona, anhelando tener otras experiencias, imaginando una vida que no tenía.
No alcanzaba a darse cuenta que estaba a tiempo de cambiar, esperaba desesperando una solución divina a su problema terrenal.
Lo que realmente lo afectaba no eran sus decisiones, que en sí mismas no tenían una valorización ni positiva ni negativa, el meollo de la cuestión era lo que él después hacía con ellas. Una y otra vez había hecho real la frase “el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra,” toda su vida había sido la repetición de su pasado. Elegía un rumbo y se arrepentía por no haber seguido otro y así una vez y así siempre. Sus días se sucedían como una repetición de bifurcaciones en las que siempre se equivocaba o al menos eso creía y cada vez se encerraba más en su propia mente, soñando cambiar su pasado, pero sin hacer nada para cambiar su futuro. Sin notar que es sobre el presente el único estado temporal sobre el que uno tiene poder de acción.
Él como muchos, vivía pensando que por razones externas, inherentes a su propio destino su vida no podía ser feliz. Creía que no era justo lo que le pasaba y no podía, no quería o no le salía notar que cada uno es juez de su existir y que no se trata de cuan justo sea el pasar, se trata de saber canalizar las injusticias potenciando los instantes de justicia, porque si bien muchas veces nos pasan cosas que no dependen de nosotros lo que uno hace a partir de ellas si son responsabilidad propia y es allí donde uno empieza a interceder en el propio destino. Porque lo importante de cada vida es la capacidad de protagonizarla, de nada sirve ser extra porque no hay un libreto con final feliz predeterminado para cada uno. Por el contrario tenemos la capacidad de escribir y reescribir el guión a cada paso…

miércoles, 12 de octubre de 2011

La noche que casi me enamoro

El día no había sido bueno, problemas graves en gente muy querida habían generado una profunda tristeza en mí ser. La noche había llegado impasible y el silencio de mi cama en mi casa solitaria contribuía a mi desolación.
Estaba triste, afligido, desconsolado. El recuerdo de la tarde en compañía del dolor ajeno que se hizo propio originaba en mí una angustia inmensa que solo era apaciguada por el recuerdo tibio de sus besos algunos días atrás.
Por primera vez en lo que llevaba de vida sentía la necesidad de tener cerca alguien a quién aferrarme, a quien abrazar, con quien compartir el dolor que sentía para así poder detenerlo. Por primera vez me sentí solo y necesitado de amor.
Fue esa noche cuando comprendí la importancia de tener alguien con quien compartir la vida, alguien que potencie la felicidad y calme el dolor. Fue esa noche el momento que casi me enamoro, aunque por esas cosas de la vida, ese casi no pasó a mayores.

lunes, 13 de junio de 2011

Discusiones violentas

- ¿Seguís siendo un perdedor? – Pregunto ella al verlo, desde hacia tiempo no se querían y nunca habían tenido oportunidad de sacarse las ganas de decírselo uno frente al otro. La casualidad los junto en casa de un amigo en común y no pudieron ubicarse.
- Sí – contestó el – ¿Vos seguís coleccionando fracasos? – retruco con una tranquilidad asombrosa, tenía una gran capacidad para herir a los demás disimulando sus propios sentimientos y esa apariencia de superación era lo que a ella mas la sacaba.
- ¿Te das cuenta que seguís siendo el mismo pelotudo? Te haces el superado y quedas como un gil – Su voz irradiaba un odio infinito y la gente alrededor no atinaba a interceder, los dos tenían un carácter fuerte y eran impredecibles, lo más sensato era no meterse.
- Sí, me doy cuenta, pero como soy feliz no tengo planes de cambiar. Igual sería lindo que te ubiques un poco, estamos en una reunión, no da para hacer papelones, aunque se que esa es tu especialidad! De última todo lo que me quieras decir mandamelo por mail y yo lo miro en casa tranquilo. – Su voz sonaba tan calma que hubiera exasperado a cualquiera.
- Flaco, avívate, sos un pelotudo. ¿No te das cuenta que no te banca nadie? – Ya hablaba a los gritos, estaba a punto del ataque de nervios.
- Claro que me doy cuenta, me doy cuenta que vos no me bancas y vos sos nadie, asique… 2 más 2 son cuatro, ¿entendes o te presto el celu con calculadora? – seguía hablando tranquilo, implacable, sabía que ella odiaba su soberbia y hacia un esfuerzo por parecer incluso más pedante de lo que podía ser. Ella ya no podía disimular su bronca, gritando y al borde de las lágrimas se sacó las ganas de decirle cuanto agravio se le ocurrió.
- Siempre el mismo imbécil, te crees vivo y ganador, todos sabemos que sos un fracasado, un pelotudo que se hace el importante. Gil, ¿Quién te crees que sos? Seguí haciéndote el superado, ya vas a ver cómo te va, bobo – la catarata de insultos continuó, ella cada vez estaba más nerviosa y el cada vez parecía más tranquilo,
- No creo que me vaya tan mal – dijo calmo – de cualquier manera me encanta ver todos los sentimientos que te despierto, juro que vos a mi me sos totalmente indiferente – está última sentencia la dejo sin recursos para contestar. Se hundió en un rincón junto a sus amigas, al borde de las lágrimas, con una profunda bronca e impotencia.
Él también se ubico junto a algunos amigos, muy enojado por el mal momento que le había tocado vivir, sabiendo que podría haber sido mucho más duro, porque tenía muchas más cosas por decir y ganas de decirlas, pero consideraba que no valía la pena, que era mejor ningunearla, ya que nada bueno podía salir de una discusión con ella.

domingo, 12 de junio de 2011

El precio de la apariencia

Bella, encantadora, seductora, así se muestra. La noche parece ser su hábitat, busca que las miradas ajenas se posen en ella, tiene una gracia y un estilo que consigue que nunca pase inadvertida sin parecer exagerada. Baila, se pasea, se mueve, todo parece estar calculado, todo en ella parece estar hecho para seducir.
Es linda y parece saberlo. Disfruta de seducir a extraños, le resulta sencillo que todos quieran mirarla. Es casi natural que la deseen, habla con todo aquel que se le acerca y a todos les deja la sensación de tener chances de irse con ella. Maneja a la perfección el arte de la seducción y tiene el justo toque de histeria que hace volver loco a cualquier hombre.
Su apariencia de mujer perfecta, su belleza, su gracia y su estilo duran lo que demora en regresar a su hogar. Unas noches si y otras también, cuando se va a acostar mira para los costados, busca a tientas en la obscuridad una compañía, se siente sola, vacía, perdida. Los años se le vinieron encima y nunca pudo acercar su realidad con su apariencia. Su cama más de una vez la ha visto llorar, a veces despacito, a veces desconsoladamente, pero siempre con la profunda tristeza que le da su soledad y su futuro incierto.
Se odia a sí misma, detesta no poder ser para afuera lo que es para adentro, solo le abre su vida a unas pocas selectas personas que la ayudan y acompañan. Son ellas en las que se apoya cuando está mal y es por eso que cada mañana al despertar respira profundo y se da cuenta que no esta tan sola ni tan pérdida. De cualquier manera no es presa de su personalidad ciclotímica y por más que lo intenta no puede dejar de llorar de noche y consolarse de día…

jueves, 9 de junio de 2011

Recuerdos ingratos

Trago una gran bocanada de humo de su cigarrillo, lo fumo lento, lo mezclo con su angustia. Se sirvió otro trago de whisky e intento alejar aquel triste recuerdo de su cabeza. No pudo, nunca podía, las imágenes llegaban a él una y otra vez, se le repetían y lo asfixiaban con su dolor.
Veía la cara de ella, radiante, mágica, hermosa, le sonreía y le hablaba. El la escuchaba, adoraba su voz, habían aprovechado el fin de semana largo para hacerse una escapada a Córdoba, les gustaba viajar juntos, disfrutaban de su mutua compañía quizá más que cualquier otra pareja, se tenían un amor sano y profundo que los llenaba de energía. Sus ojos lo hacían sentir feliz. Su recuerdo vagaba por el comienzo del viaje y hacía un esfuerzo sobrehumano por sacarse la imagen de su mente. No podía, no quería, no sabía cómo hacer para olvidar…
La miraba y charlaban, la ruta estaba calma y el clima era ideal, la música acompañaba la conversación… Su recuerdo era tan real que hasta escuchaba su voz, casi como un sueño, casi como una pesadilla lo revivía todo una y otra vez. Estaba enloqueciendo de tristeza…
Estaba distraído con su sonrisa cuando se dio cuenta que el auto había mordido con una rueda la banquina, quiso retomar el camino con un brusco volantazo que lo cruzó de carril… fumo otra larga pitada, se le hacía insoportable seguir recordando pero le resultaba imposible dejar de hacerlo…
Ella gritó del susto, una camioneta venia a estrellarse de frente a su automóvil, intento esquivarla, clavo el freno, pero nada sirvió demasiado, la colisión era inevitable… una lágrima ganó su cara, al llegar a este momento comenzaba su desesperación, tomo un gran trago de whisky y se encendió otro cigarrillo, quería desconcentrarse para frenar el torbellino de imágenes que se sucedían…
El auto dio un vuelco, el impacto había sido muy fuerte pero había dado contra el costado del auto opuesto a él, el cinturón lo mantuvo fuertemente sujetado y cuando por fin se detuvo el vehículo abrió los ojos para ver a ella, era esa la imagen que jamás podría quitar de su mente, era esa la imagen que le destrozaba el corazón en sus recuerdos, su novia, su amor yacía sin vida a su lado por un accidente que él había provocado… recordaba la expresión de terror de su cara y sentía un frío helado que le recorría el cuerpo.
Intentó vanamente disipar sus recuerdos, pero no pudo, no quiso, se levantó a buscar más whisky, lloraba sin consuelo por el dolor de sus recuerdos, vio por la ventana del departamento la infinidad de la noche, estaba desesperado de dolor, ya no lo aguantaba, corrió y salto, en los segundos que duró la caída que lo separó de la muerte solo atinó a gritar: “perdón mi amor, ahí voy con vos”…

martes, 31 de mayo de 2011

Desgarra y sangra

Doblo la esquina y apresuró el paso, corrió por las calles, sabía el sitio exacto al que se dirigía una sospecha le abrumaba la mente desde hacia tiempo y una premonición le indicaba que hoy era el día en que iba a corroborarla, cruzó la calle a gran velocidad, corto camino por la plaza, esquivo a unos pequeños en bici y oyó al pasar la maldición de la madre por su imprudencia, no se detuvo a contestar ni a pedir perdón, iba enceguecido, como caballo desbocado, sin mirar para los costados, avanzaba hacia el lugar que su corazón le decía que iba a encontrarlos.
A medida que avanzaba su bronca y temor aumentaban, no quería encontrarse con lo que iba a buscar, deseaba con lo más profundo de su ser estar equivocado. Pasó el boulevard, no espero el semáforo y zigzagueó entre los autos, escucho las bocinas y los insultos, nada lo detuvo, y probablemente de concretar sus sospechas hubiera preferido ser atropellado.
Volvió a doblar la esquina y allí estaban, ella, quién había creído el amor de su vida, por quien habría dado lo que no tenía, la mujer con quién había querido formar una familia y él, a quién creía su mejor amigo, con quién habían compartido todo desde pequeños, la persona en quién mas había confiado en sus 26 años de vida. Al verlos en el auto se le vino el mundo abajo.
Su cerebro dejó de responderle y solo actuó, abrió la puerta y lo bajó a la fuerza, lo insultó, inútiles fueron los gritos de ella, que se bajo suplicando, el se detuvo a mirarla, la miró con los ojos mas llenos de odio que se hayan conocido jamás y solo atinó a decirle “vos no te metas, no existís, ya no sos nadie”, la fuerza de sus palabras la dejó petrificada.
Después de dedicarle esa corta oración a su ahora ex novia volvió a ocuparse su ahora ex amigo, lo fulminó con la mirada, se acercó y lo golpeó con fuerza en la cara, se le tiro encima, hubiera querido dejar de golpearle, pero su cuerpo ya no respondía a su mente y solo actuaba por mandato de su corazón, hubiera querido parar, pero estaba enceguecido e invadido por una ira asesina, no paró, no pudo, no quiso, le pegó como nunca se hubiera creído capaz de pegarle a nadie, no era él, se desconocía en ese estado, solo lloraba y golpeaba hasta que su amigo dejó de moverse…
El resto de la historia la vivió en tercera persona, la policía, la ambulancia, todo lo recordaba como si se lo hubieran contado en vez de haberlo vivido. Se lo llevaron detenido, los golpes habían producido la muerte de su amigo y su declaración, días posteriores, dio origen a este relato…

martes, 10 de mayo de 2011

Atado a mi mente

Encerrado, así me siento, oprimido, deprimido, torturado por mis propios pensamientos, por mis dudas, por mis miedos. Encerrado, alterado, desesperado. Busco a tientas una explicación lógica para esta sensación de agobio mental, para tantos temores fundados solamente en mi falta de confianza.
Miro para atrás y cuento en centenas mis fracasos, miro hacia adelante y no encuentro un motivo para pensar que puedo cambiar en mi futuro lo que fui en mi pasado. Me siento igual a ayer, pero se que puedo empeorar. Me desespera el paso del tiempo y mi quietud. Encerrado, así me siento, oprimido, deprimido por el paso de los años. Los días se suceden en mi vida y no encuentro bien que hacer con ellos, ya no vivo, apenas sobrevivo a las grises jornadas en las que padezco mi existir.
No es fácil vivir con la certeza de nunca alcanzar la gloria, por eso albergo la esperanza mágica de encontrar el rumbo en algún momento iluminado por la divinidad. Me aferro a pequeñas señales que me hacen sentir que puedo llegar a un objetivo, aunque no sea demasiado complejo. Es que aprendí de los pájaros que se empieza volando bajito antes de dominar los cielos.
Y si bien es cierto que me siento encerrado, oprimido, deprimido y desesperado, se también que mis ataduras son mentales, nada externo me ata al fracaso, soy yo mi peor enemigo, quien no supo cómo o por donde encontrar la forma de superar los escollos. Soy yo quien cae ante el primer tropiezo sin oponer resistencia. Soy yo quien no sabe esperar el avance lento. Me siento perdido si no veo resultados instantáneos, quiero ir más rápido que el tiempo y termino por frústrame casi antes de comenzar.
“Hay que tener paciencia” me dijo una chica de ojos lindos, tan simple como cierto, hay que tener paciencia, pero no quedarse quieto. En la confusión de esos dos conceptos esta mi encierro. En sentir que las cosas que no son ya no van a ser nunca. La vida es un aprendizaje continuo y mi problema es que no encuentro que hacer con mis experiencias, me quedo en la derrota, no se esperar sin desesperar, no se buscar y no encontrar, me frustro rápido y tengo miedo, mucho miedo, que no pueda cambiar mi destino…