domingo, 6 de septiembre de 2009

Fragmentos

Desperté… La noche cayó sobre mi con la fuerza de una turba iracunda de fieras salvajes, el silencio del infinito tomo mi alma, todo mi ser se vio inundado por la inmensidad y me sentí pequeño, muy pequeño, chiquito, poca cosa, me sentí nadie, mire a mi alrededor, todo era oscuridad, mis ojos iban lentamente acostumbrándose a la penumbra y comenzaba a distinguir los bultos que hace algunas horas eran muebles.
Desperté… La última imagen de vos comenzaba a apagarse con el final de mi sueño, el recuerdo de tu sonrisa me abrazaba en la noche inmensa y fría. Nada distinguían mis oídos mas que el sonido del silencio, ese que solo oye quien esta solo en medio de una profunda soledad.
Desperté… Me sentí alterado, me senté nervioso, mis nervios los producía la calma del silencio, me movía intentando contrarrestar la quietud y el estatismo de todo lo que existía a mi alrededor, que no lo veía pero sabia que estaba. Pensé en la vida de los que tienen obligaciones nocturnas, me costó imaginarme que existía algo o alguien viviendo allá afuera, en medio de la madrugada fría, tranquila y callada, esa noche gigante signada por una porción de mundo oscura y extrañamente desaparecida para el sol por un fragmento de tiempo diario.
Desperté… Creí seguir dormido, deseé seguir soñando, divagué en reflexiones inútiles, me entretuve filosofando con mi mente, despacio comencé a cerrar los ojos, volví a traerte a mis pensamientos, entraste en mi mente, llegaste a mi inconciente y lentamente te convertiste una vez más en mi único sueño…

3 comentarios:

Anónimo dijo...

nunca dejas de sorprenderme..besos romi

jeRe dijo...

EN SERIO?!

Te odio y te envidio no sanamente, sabelo.

Gran gran relato.

Mariano dijo...

Coincido con la grandeza del relato y le agrego que mientras usted duerme, por estos pagos hay un ser insomne que lo está leyendo.
Sin obligaciones nocturnas, eso sí.

Si las tuviese, lógicamente sería Batman.

Abrazo.