domingo, 22 de marzo de 2009

Reencuentros

Muchas veces había soñado aquel momento, muchas, miles quizá, en aquellas tardes de llanto en soledad, en aquellos días de dolor profundo, punzante, aquellos momentos en los que ya nada tenía sentido, porque todo en mi vida eras vos y vos habías decidido alejarte dejándome sin nada.
Cuando recibí tu llamado para encontrarnos no supe bien que responder, no entendí tampoco el porque de volver a vernos tras tantos meses de separación, pero igualmente acudí a el sin saber que esperar de aquel reencuentro. Tal vez esperaba que me devuelvas los años de vida que me habías quitado, porque eso sentía en ese momento, que te habías robado una parte de mi existir, todos los proyectos que habíamos planificado juntos se habían desvanecido en el aire dejando mi alma vacía y mi vida sin un sentido aparente, tal vez viéndote podía recuperar todo aquello que de mi se había perdido en nuestra relación.
Esa ilusión de resurgir, de volver a ser lo que era antes de conocerte, de recuperarme a mi mismo, culmino en el preciso instante en el que volví a verte, en tu “hola” descubrí que ya nada era lo que había sido, que ni yo ni vos éramos los mismos, que vos no eras aquella chica de la que me había enamorado, que habías cambiado mucho, pero… ¿En verdad habrías cambiado? ¿O eran mis ojos los que ahora veían las cosas de otra manera? Creo que estoy mas cerca de pensar que esto último es lo que sucedió, vos podías ser la misma, pero yo ya no, de mi corazón se habían borrado los últimos rastros del amor que nos había unido y mi ser se estaba desencantando de lo que veía.
Tenia una imagen idealizada de vos, será, como dice García Márquez, que el corazón tiene la extraña capacidad de potenciar los recuerdos bellos y olvidar los feos, será que la memoria nos engaña, no se que es lo que será, solo se que había un abismo entre mi recuerdo de tu figura y la realidad que se desnudaba en aquel momento ante mis ojos.
Ese día descubrí que ya no te quería, ese día descubrí que ya nada nos unía, que a pesar de lo fuerte de los lazos que alguna vez nos habían atado hoy ya nada existía, ya nada quedaba de aquel amor que todo lo había acaparado. Ese día descubrí y vaya que me llevó tiempo hacerlo, que algo que alguna vez fue todo no puede terminar sin que todo lo que quede sea nada.

2 comentarios:

jeRe dijo...

Muy buuueeno!, Me pareció medio redundante por la mitad... Como 'más de lo mismo' pero la verdad que los últimos dos párrafos son bárbaros sinceramente.

Sobre el contenido especificamente hablando tengo varias opiniones que te las voy a decir personalmente para no levantar suspicacias jajaja!

En fin, ayer se cumplió otro aniversario más del nacimiento de Marcel Marceau, gran mimo que una vez dijo... 'A veces no hay que cambiar el paisaje, sino los ojos con los que se lo ven'...

Buena vista.

Anónimo dijo...

No se que te llevo a escribir eso, pero me gusto, aunque siempre decis que los textos que mas me gustan, son aquellos en los que me veo reflejada, tal vez este sea otro ejemplO..

gracias x el llamado!! y por acordarte!!!!!!!!!!

cuidate la vena dale?? jajaja

besosssssssssss