viernes, 6 de marzo de 2009

Volar

En el barrio lo conocían como el loco de los cielos, eso él lo sabia, pero no le daba importancia, nadie nunca lo había tomado en serio, igual no se preocupaba por aquello, él sabia que los demás nunca lo comprenderían, el sabia que este mundo no le da mucho lugar a la gente que quiere alcanzar cosas difíciles, sabia que las personas se preocupan por nimiedades, que había nacido en un planeta donde los sueños son playos porque nadie quiere esforzarse ni siquiera para soñar.
Él tenia una ilusión que lo desvelaba, ya se había convertido en una obsesión, quería aprender a volar, libre como los pájaros, quería visitar el cielo y besar las nubes, pasaba horas en la plaza de su barrio, tirado, mirando hacia arriba, observando la inmensidad, ni se molestaba en fijarse como era mirado por las transeúntes ocasionales del lugar, no se detenía a oír sus burlas, su única intención era aprender la técnica que lo llevaría a las alturas.
Todos los días se levantaba confiado que ese seria el día en el que alcanzaría su sueño, probaba diversas formas, movía sus brazos con fuerza, invocaba el poder de su mente, saltaba con fuerza, hasta llego a hacer la vertical, aunque nunca supo bien el motivo, no dejo nada sin hacer.
Por fin una tarde decidió que nunca podría arrancar desde el llano y levantar vuelo, debía ir hacia algún lugar lo suficientemente alto para desde allí saltar y poder por fin flotar en el aire sin ataduras, sin hacerle caso a la tonta ley de la gravedad que según él nadie nunca había demostrado, así fue como ese día se dirigió al edificio mas alto de la ciudad, se las ingenio para entrar subió por el ascensor hasta la terraza y desde allí vio toda la ciudad. Se sorprendió de lo maravilloso de la vista, se ilusionó con la idea de poder ver todo desde mas arriba, sintió el viento correr por su rostro y lo emocionó el saber que pronto esa sensación se intensificaría, que pronto conseguiría su objetivo de poder volar, tomo carrera, corrió tan veloz como pudo, llego hasta el fin de la terraza y salto, sus pies dejaron de tocar el piso, su cuerpo comenzó a sentir la fricción del aire que se precipitaba veloz por su piel, ya nada lo ataba a la tierra, por fin había alcanzado su meta.
Obviamente no sobrevivió a la caída, el golpe fue tan brusco que pereció en el momento, el loco de los cielos ya no observaría la inmensidad en la plaza, hoy había sido el día en el que había echo realidad la frase que alguna vez alguien le escuchara decir en un bar cualquiera: “Prefiero morir persiguiendo mis sueños que vivir sin ellos”.

2 comentarios:

jeRe dijo...

Muy bueno amigo. Muy bueno. Excelente remate... muy abarcativo además.

Seguí así. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Gilastro.. me gusto, pero no me encanto :P
creo q podes escribir cosas mejores!!!


besos