lunes, 2 de marzo de 2009

Volver

“No creo que puedas volver a jugar al fútbol” esas palabras le habían quedado grabadas en la mente y aun daban vueltas en su cabeza, aquel día había sido de los mas tristes de su vida, el accidente que no había podido acabar con su existencia parecía si, haberle puesto fin a su carrera y con ella se iban todos sus sueños.
Al enterarse del diagnostico médico el club en que este jugador se desempeñaba decidió rescindirle el contrato, este fue otro duro golpe para él, ya que había echo toda su carrera en ese equipo y le había dado mil alegrías, sus goles habían ayudado a alcanzar innumerables títulos, se creía un ídolo indiscutido y con esto su mundo terminaba de derrumbarse.
Lejos de dejarse vencer por la adversidad el goleador se juro a sí mismo volver a las canchas, no paro de hacer los ejercicios de la rehabilitación, se entreno sin descanso y con mucho empeño, de a poco sus piernas iban respondiéndole, de a poco iba recuperando la fuerza.
Un buen día lo llamaron de un club pequeño para ver como estaba y si le interesaba hacer la última etapa de su recuperación entre sus filas, no lo dudo un instante y acepto, así fue como siguió entrenándose, albergando en sí la esperanza de romper los pronósticos de los profesionales con sus prédicas apocalípticas.
Su fuerza de voluntad y su tenacidad hicieron que consiga su objetivo, pudo comenzar nuevamente a hacer trabajos con la pelota y así recupero la sonrisa. Quiso la suerte, el destino o el azar que el partido en el que lo citaron para formar parte del banco de los suplentes fuera justamente contra su ex club, su antiguo amor, su actual condena.
No pudo dormir la noche anterior al encuentro, no estuvo tranquilo un instante en el banco de los relevos, le temblaron las piernas en el calentamiento previo y el corazón le dio un vuelco cuando el entrenador le dijo “entras”. El partido se moría en un 0 a 0 clavado, una pelota perdida llegada desde un saque de arco le llego a los pies a nuestro jugador, la paro como pudo, la miro y le dijo “ayudame”, la adelanto y le pegó un derechazo que fue a clavarse junto al poste, el gol fue el momento mas feliz de su carrera, salió corriendo, se dirigió hacia los palcos donde se encontraban las autoridades del club rival, se saco de encima a sus compañeros, miro hacia arriba y se saco la remera, dejando al descubierto otra en donde se leía claramente la insignia “esta bien, los perdono”.

3 comentarios:

Lolo Pillud dijo...

Jajaja, muy buen final, pero me hubiera gustado que lo hagas mas largo. Mucho potencial en esa historia.
Sabes que cuando yo me corté los ligamentos y me dejaron afuera del equipo, el primer partido que jugue en Red Star fue contra uds y les ganamos...
Lucer!

Jajaja, pero esta bien, los perdono...

jeRe dijo...

Naahhh muy buena... Algo así a lo Fontanarrosa pero con más melancolía y drama. Igual, como te repito siempre tus relatos cortos deberían ser más largos jajaja!

Lolo, a vos te sacó Gorosito porque todos los sábados subís tres kilos me parece =P

A mi el técnico me dejó arafue y todavía no me dieron explicaciones.

En fin, linda historia amigo...
Congratulations madariaguiens!

JPPili dijo...

No hagan de este blog un foro de polémicas deportivas por favor, jajaja.
Coincido en que podria haber sido mas larga, me quedaron muchas cosas sin poner, prometo hacer una versión mas extensa en un libro de cuentos cortos que tengo pensado hacer a la brevedad.
Editoriales escucho ofertas, jajajaja.